Era domingo, 9 de diciembre para ser mas exactos, y como todos los fines de semana, ya te alistaban para salir, mientras yo, callado solo me atrevía a mirar lo lindo que te veías con tu chorcito azul de tirantes y ese peinadito al costado tan brillante como si una vaca hubiese pasado su lengua sobre tu cabeza, yo tan callado, ocultaba avergonzado mi escapada, pues al regresar ya no me encontrarias esperandote como siempre, ( fui cobarde y no dije nada) .
subiste a la moto taxi y yo tan cruel te bese, sin saber que seria el único beso de todo el día, y no lo podía soportar. te fuiste y me miraste tan desconcertado y no podías entender por que los domingos no puedo ir contigo, por que siempre soy tan cruel al aprovecharme de tu edad para engañarte con un caramelo o simplemente con un estúpido juguete.
pero escape, (lo se, no tengo perdón) , en la esquina me esperaban los de siempre, me puse el polo negro al reves y partimos. en el bus lo que se suponía seria un camino loco y emocionante por lo que se venia venir, no fue así. llegamos, y por fin: el estadio nacional y en algunas 5 horas mas adelante se daría el concierto mas espectacular que mis ojos hallan visto (bueno después del concierto de pink floyd que vi desde afuera). la cola era infinita, la cerveza era decomisada y aun asi los rockers sabían como arreglárselas para seguir tomando, el ambulante caleta rondando siempre, infaltable en estos casos. llego las 4 de la tarde y comenzo el primer paso, las culebras inmensas de gente, algunos con cara de haber fumado el cigarrillo alegre, (me excluyo por esta vez), comensamos a avanzar uno tras otro ,coreando ya debajo del calor, los temas que en la oscuridad de la noche gritaríamos hasta quedar sin pulmon. pasando la puerta de seguridad la carrera infernal por cojer el mejor lugar era una lucha graciosa y ala vez algo brutal, no importaba si eras mujer, si era necesario empujar lo hacias, en fin, el gramado era de plastico y era lo que menos importaba.
Llegamos, los complices de siempre, ahora solo quedaba esperar 5 horas , y valio la pena, sin duda valio la pena esperar. cayo la noche, nunca antes fue tan odiado el sol como esa tarde, pero ya se habia ido, y menos importaba si la luna no vendría vernos esta noche, llego la oscuridad y pronto se apagaron las luces también, se acercaban, ya se podía oír las guitarras y ese riff inigualable que tienen los argentinos. 3, 2, 1, 0.. el grito, la ovación y la locura se desato en todos, Cerati y compañía convirtió en animales completos todos los que ahí estábamos, saltamos, coreamos, sudamos uno que otra loca implorando ser poseída por el pelao del bajo y de mas.
fueron mas de dos horas de viaje al infinito, entre acordes endemoniados y escalas graves que solo el corazón puede imitar, termino el show, y afuera todos eramos iguales, esclavos eternos de la música que jamas paso ni pasara de moda y que algunos cerdos, ciegos estúpidos se resisten a llamarlo cultura: el rock.
el camino de retorno fue asesinando mi alma que quedo vacia de adrenalina, y cada kilometro que recorriamos, adelgazaba mas la distancia y hacia cada ves mas pesada la roca de verguenza que llevaba sobre mi, no sabria como explicarte por que no te lleve conmigo, a ti que te gusta tanto la musica como a mi.
llegue a casa avergonzado, imagine la mirada triste q pusiste al no encontrarme parado en la esquina esperándote, y me sentí imbécil. subí al dormitorio, entre tan callado y silencioso, ahí estabas tu dormido abrazado a tu madre y sin la pijama amarilla de los domingos, llevabas las zapatillas puestas.,me estabas esperando...no tengo excusa, lo se.